Cuando se quedó solo el viejo herrero lanzó un hondo suspiro. Había sido pobre, rico, pobre otra vez. Había andado en tratos con Jesús y con Mandinga. Y sintiéndose de pronto muy cansado, se puso el mejor poncho que le quedaba y se tendió en el catre para soltar su alma. No bien se murió, se fue derecho al Cielo. Y ya se metía, cuando lo vio San Pedro:
Cuentos Con Alma 2 Pdf
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